Cuando en mi interior hay tormenta y me acerco a la ventana, resultando que en la calle también está lloviendo, miro dentro de mí hasta encontrar el valor, la fuerza y los motivos suficientes por los que coger un paraguas, ponerle un chubasquero al corazón y seguir caminando. Aunque se bajo la lluvia. Aunque ne mi mundo interno parezca haber una guerra sin fin, un caos apocalíptico. Aunque parezca tomar fuerza el sentimiento de que no escampará jamás, las ganas de seguir adelante acabaran atrayendo el sol, cubriendo todo de luz una vez más.

jueves, 19 de octubre de 2017
# Yo soy su delito.
Y si me preguntan por él diré que tiene esa sonrisa tan especial que provoca la mía. Diré que no es tan sólo la cara más bonita que haya acariciado jamás, es también la persona más maravillosa que haya besado jamás. Es el corazón más bueno que haya tenido la oportunidad de conocer jamás. Diré que es esa persona con la que quiero dormirme cada noche entre abrazos, tras conversar sobre qué tal nos fue el día. Es la persona con la que quiero despertar cada mañana, mirarle y pensar: qué bonita es la vida, amor.
En él yo me pierdo; y si algún día no me encuentras búscame donde yo me sienta yo, done me emborrache de felicidad más y más cada día. Por eso, búscale a él, que allí también estaré yo. Porque él es el refuerzo positivo de mi felicidad, mi descubrimiento más sorprendente, mi lugar favorito en el mundo.
Y si algún día él se va, dile que no se olvide de mí; de nuestras risas (en ocasiones generadas por sandeces), de nuestros viajes, de nuestras caricias, de nuestras reflexiones... que no se olvide de que no he vivido con nadie lo que hemos vivido juntos; que a pesar de haber querido antes a otros hombres, no he querido a nadie de la forma en la que nosotros lo hacemoos. Él es mi pecado. Yo soy su delito.
En él yo me pierdo; y si algún día no me encuentras búscame donde yo me sienta yo, done me emborrache de felicidad más y más cada día. Por eso, búscale a él, que allí también estaré yo. Porque él es el refuerzo positivo de mi felicidad, mi descubrimiento más sorprendente, mi lugar favorito en el mundo.
Y si algún día él se va, dile que no se olvide de mí; de nuestras risas (en ocasiones generadas por sandeces), de nuestros viajes, de nuestras caricias, de nuestras reflexiones... que no se olvide de que no he vivido con nadie lo que hemos vivido juntos; que a pesar de haber querido antes a otros hombres, no he querido a nadie de la forma en la que nosotros lo hacemoos. Él es mi pecado. Yo soy su delito.
martes, 17 de octubre de 2017
# Para todos los ratos.
Te quiero. Con los cinco sentidos y los ojos abiertos. Me gusta mirarte y que tu me devuelvas esa mirada furtiva que me enciende por dentro. Me gusta el sabor de tu piel antes de quedarnos dormidos y también al despertarnos acurrucados el uno en el otro. Me gusta el olor a ti que impregnas en mi almohada y que me invade cuando llega el lunes y toca dormir sin ti. Me gusta escuchar el sonido de tu voz al otro lado del teléfono cuando nos echamos de menos durante la semana. Me gusta que mis yemas de los dedos recorran tu cuerpo cuando hacemos el amor.
Te quiero. Del derecho y del revés, dejando rodar el corazón o subiéndolo a cuestas cuando haya pendientes.
Te quiero, no para un rato si no para todos los ratos.
Te quiero. Del derecho y del revés, dejando rodar el corazón o subiéndolo a cuestas cuando haya pendientes.
Te quiero, no para un rato si no para todos los ratos.
martes, 10 de octubre de 2017
# Me vas a echar de menos.
No sé si es por mí o es por ti. Tal vez sea por los dos. Por tu actitud y por mis fantasmas. Por tu maldita manía de que siempre se hagan las cosas a tu manera y por mis cicatrices, que se han convertido en mis límites infranqueables, en mis "hasta aquí".
Debí creerte cuando me dijiste que no estabas preparado para que en tu vida entrara otra persona. Yo y mi estúpida manía de empeñarme en que cuando se demuestran los sentimientos, todo puede tomar una forma diferente, cambiando hasta la idea más arraigada en uno mismo. Me equivocaba. Estás demasiado pendiente de satisfacer tus deseos, que se te olvida que caminas acompañado. Y así no hay manera, así no podemos ser.
Creí en ti, en tu capacidad de adaptación. Creí en mí, en mis ganas de dar amor. Creí en nosotros, en nuestra conexión. Y hoy en nuestro lienzo ya no hay nada más que pintar. Nuestro cuadro ya no luce, ya no cuelga de nuestra pared. Hoy dejo espacio para que las decepciones se vayan lo más rápido posible, para que tú huyas sin remordimiento alguno de esta historia de dos que nunca debiste dar permiso para empezar. Hoy pongo yo el punto y final. Hoy soy yo la que se quiere por encima de ti. Hoy se hacen las cosas a mi manera, para mí.
Te acordarás de mí cada vez que te vuelvan a hacer sufrir. Quererse bien es lo más complejo de quererse, tú lo sabes mejor que nadie. Algún día te darás cuenta de que separaste la piel del hueso y eso no siempre vale. Algún día me vas a echar de menos.
Debí creerte cuando me dijiste que no estabas preparado para que en tu vida entrara otra persona. Yo y mi estúpida manía de empeñarme en que cuando se demuestran los sentimientos, todo puede tomar una forma diferente, cambiando hasta la idea más arraigada en uno mismo. Me equivocaba. Estás demasiado pendiente de satisfacer tus deseos, que se te olvida que caminas acompañado. Y así no hay manera, así no podemos ser.
Te acordarás de mí cada vez que te vuelvan a hacer sufrir. Quererse bien es lo más complejo de quererse, tú lo sabes mejor que nadie. Algún día te darás cuenta de que separaste la piel del hueso y eso no siempre vale. Algún día me vas a echar de menos.
lunes, 9 de octubre de 2017
# Conducir la piel.
Es increíble cómo todo viene y va, al igual que la espuma en la orilla del mar. Has vuelto, después de desaparecer sin previo aviso. Después de dejarme en el arcén de una carretera sin salida, con los intermitentes de emergencia parpadeando y haciendo ruido, mucho ruido. Así ha sido nuestra historia, intermitente. Y ahora regresas queriendo continuar. Y ahora me dices que vas a luchar por todo lo que hemos vivido, por todo lo bueno que he traído a tu vida. Cómo creerte si esto mismo me lo dijiste ya una vez, si me prometiste quererlo todo conmigo ya una vez. Aquella en la que me echaste de ti. Como quien se niega a seguir mirando las estrellas, como quien se va buscando nuevos proyectos. Y ahora me dices que aún me amas. Y ahora me pides que volvamos a intentarlo...
No mentía cuando decía que contigo siempre habría un huequito para el amor. Lo que no sabía era la forma que eso tomaría. Y es que cuando se ha dañado el corazón, cuando las ilusiones se han machacado, resulta complicado resurgir de las cenizas. Y más aún cuando alguien, sin pretenderlo, me ha mecido desde entonces entre sus brazos hasta traer de vuelta esa calma que tú me arrebataste.
Rueda cuesta abajo el corazón y no sé cuándo ni dónde he de frenarlo. Tus ganas me reclaman. En algún punto se encuentran con las mías, viejas conocidas que saben bien cómo tratarse. Las dudas y los miedos se hacen a un lado cuando tu mirada se clava en mis ojos, cuando tus caricias me abrazan. Y me pierdo de nuevo. En ti, en nosotros, en toda nuestra historia. Y me llenas el móvil de palabras bonitas, de perdones y peticiones. Y quieres que te permita demostrarme con hechos todo eso que dices. Y yo me desoriento de nuevo. Desconozco si voy en dirección prohíbida, nadie me mostró cómo conducir la piel.
No mentía cuando decía que contigo siempre habría un huequito para el amor. Lo que no sabía era la forma que eso tomaría. Y es que cuando se ha dañado el corazón, cuando las ilusiones se han machacado, resulta complicado resurgir de las cenizas. Y más aún cuando alguien, sin pretenderlo, me ha mecido desde entonces entre sus brazos hasta traer de vuelta esa calma que tú me arrebataste.
Rueda cuesta abajo el corazón y no sé cuándo ni dónde he de frenarlo. Tus ganas me reclaman. En algún punto se encuentran con las mías, viejas conocidas que saben bien cómo tratarse. Las dudas y los miedos se hacen a un lado cuando tu mirada se clava en mis ojos, cuando tus caricias me abrazan. Y me pierdo de nuevo. En ti, en nosotros, en toda nuestra historia. Y me llenas el móvil de palabras bonitas, de perdones y peticiones. Y quieres que te permita demostrarme con hechos todo eso que dices. Y yo me desoriento de nuevo. Desconozco si voy en dirección prohíbida, nadie me mostró cómo conducir la piel.
domingo, 17 de septiembre de 2017
# Así ya me basta.
Que me tachen de ilusionista, de ser desmedida. Y es que, curiosamente, llegaste poniendo todo en orden, arrastrando con tu llegada las ilusiones en falso que hasta el momento se habían anclado tan dentro de mí. Porque llegaste sin promesas, sin "para siempres", sin pretensiones. Llegaste con esa sonrisa de oreja a oreja que tanto me chifla, con esa actitud cómplice ante todo lo que me venía pasando. Viniste cargado de abrazos, besos, caricias, palabras tiernas y calma, mucha calma. Viniste cargado de ti. Y con todo ello me estás regalando momentos que le dan vida a mi vida. De esos que no es necesario inmortalizar en instántaneas ni compartirlos en las redes sociales. Basta con que tú y yo los vivamos para que no expiren. Porque los sentimientos se escurren en las cámaras y sólo tú y yo sabemos qué hay realmente detrás de nuestras sonrisas y qué sucede dentro de nuestras sábanas.
Has atravesado mi piel con la sutileza más hermosa que recuerdo. Me has enseñado que para ver las estrellas no hace falta más que mirar dentro de mí. Me has enseñado que el color del traje que visten mis días lo elije siempre la pena si no busco la alegría. Todo eso y mucho más me lo has enseñado tú, amor.
Tú haces que sea más humana, más auténtica. Consigues que ría hasta que me duelen las comisuras. Me besas hasta provocarles agujetas a mis labios. Me quieres de una forma tan bonita que no necesito tiempos, ni expectativas ni etiquetas. Basta con ser nosotros cuando estamos juntos. Basta con esos "te quiero" que pronuncias cuando nos abrazamos. Basta con lo que me cuidas. Basta con que queramos volver a vernos. Y si algún día decidimos no volver, que no nos sintamos mal por ello, porque lo que tal vez no sabes es que así ya me basta. Te quiero.
Has atravesado mi piel con la sutileza más hermosa que recuerdo. Me has enseñado que para ver las estrellas no hace falta más que mirar dentro de mí. Me has enseñado que el color del traje que visten mis días lo elije siempre la pena si no busco la alegría. Todo eso y mucho más me lo has enseñado tú, amor.
Tú haces que sea más humana, más auténtica. Consigues que ría hasta que me duelen las comisuras. Me besas hasta provocarles agujetas a mis labios. Me quieres de una forma tan bonita que no necesito tiempos, ni expectativas ni etiquetas. Basta con ser nosotros cuando estamos juntos. Basta con esos "te quiero" que pronuncias cuando nos abrazamos. Basta con lo que me cuidas. Basta con que queramos volver a vernos. Y si algún día decidimos no volver, que no nos sintamos mal por ello, porque lo que tal vez no sabes es que así ya me basta. Te quiero.
jueves, 31 de agosto de 2017
# Una nueva oportunidad.
Apareciste en mi vida cuando no esperaba a nadie, cuando todavía a oscuras inspiraba los restos del veneno de un fracasado amor. Trajiste luz, vistiendo mi corazón de sonrisas y momentos muy dulces. Besaste cada una de mis heridas cosiendo a conciencia un sueño por el que seguir adelante en cada una de ellas. Me acariciaste el alma de esa forma que sólo tu has sabido, reconstruyéndo mi autoestima. Y te fuiste. Tan repentinamente como llegaste. Y yo todavía espero tu regreso. Todavía aguardo uno de tus "te quiero, pequeña" después de una tarde de sol. Me dejaste sin abrazos, cargada de planes por hacer. Y yo aún te espero. Mantengo la esperanza de que algún día cierres los ojos, repases el registro de recuerdos que merecen la pena y me encuentres en él. Sigo reservándote ese espacio en mi cama que tantas noches llenaste con tu cariño.Y lo cierto es que tú ya has tomado otro camino, sin mí. Pero yo me enamoré. Y al igual que me vestiste de primavera has encontrado la manera de desvestirme como otoño, llevándote cada una de las ilusiones que en su día tú hiciste florecer. Dejándome arrugados el corazón y la fe. Menos mal que en ese tiempo aprendí a respirar incluso cuando faltaba oxígeno. Menos mal que ya no hay tormenta que desgarre las velas de mi barco, el que siempre llega a puerto. Menos mal que tu amor me enseñó a echarte de menos aún cuando todavía estabas. Y si me lo permites, te diré que si algún día decides volver tal vez ya no me encuentres esperándote. Pero si eso sucediera, por favor vuelve, que juntos construimos una casita en la que siempre habrá hueco para el amor. Juntos descubrimos que siempre habrá una nueva oportunidad.
viernes, 9 de junio de 2017
# Reseteando...
Hace dos semanas:
Me voy a volver loca. Como si ya no tuviera suficientes emociones anudadas dentro de mí, como si no fuera suficiente con arrancar a mi primer y único novio de dentro de mí a la vez que aprendo a quererme más a mí que a nadie... Ahora resulta que creo que me estoy enamorando... ¿Qué pasa? Cordura, ven a mí, por favor. Vida, dame tregua, por favor. Cómo sé yo ahora si esto que siento es sano... y mientras tanto siento... cómo sé yo si esto es correcto... pensamientos recurrentes de nuevo... ¿será pronto? ¿será un capricho? Con la frente arrugada mirando la explanada.
Hoy, dos semanas después: Me va a estallar la cabeza y la vida. No encuentro el rumbo, todo duele. Ayer mi ex volvió a invadir mis pensamientos. Me sigue doliendo mucho su ausencia. Siento que todavía le tengo enganchado a mí con una cuerda y no consigo soltarle. Siento como si la tuviera agarrada con el dedo meñique del pie. Tal vez por eso duela especialmente estos días, da tirones porque se acerca el verano, hasta ahora cargado de planes junto a él... el dedo meñique es una zona sensible a cualquier tipo de emociones.
Por otro lado, el chico del que no sabía si me había enamorado, se encuentra confuso. Acabó con una relación de 7 años al sentirse atraído por mí. Yo no lo sabía, y ahora resulta que me dice no estar seguro de nada... No me extraña, cada situación tiene sus tiempos y él se los ha saltado a la torera. Ha querido romper con todo y sobreponerse a todo de manera apresurada. No ha respetado los tiempos y ahora está confuso. Normal... lo comprendo pero... vuelvo a ser la tercera en discordia. Vuelvo a "desatascar" una relación. Y sobre mi cabeza rondan frases, como la que le dijo su padre el otro día: cuando las cosas se hacen mal, salen mal. O como la que no dejo de leer repetidamente en diferentes textos que hablan de relaciones tóxicas: de manera inconsciente atraemos a nuestra vida personas que hacen que nos relacionemos con nosotros mismos. No comprendo. ¿A través de este chico con qué parte de mí me he relacionado yo? ¿Soy dependiente emocional? Menudo desorden mental tengo... autoestima afectada... si ya me había quedado bajo mínimos después de lo de mi ex, ahora... y mientras escribo estas líneas me ha llegado un whatsapp de él... me dice que necesita intentarlo de nuevo con su ex. Si ya sabía yo...
Vuelta a empezar, reseteando...
Me voy a volver loca. Como si ya no tuviera suficientes emociones anudadas dentro de mí, como si no fuera suficiente con arrancar a mi primer y único novio de dentro de mí a la vez que aprendo a quererme más a mí que a nadie... Ahora resulta que creo que me estoy enamorando... ¿Qué pasa? Cordura, ven a mí, por favor. Vida, dame tregua, por favor. Cómo sé yo ahora si esto que siento es sano... y mientras tanto siento... cómo sé yo si esto es correcto... pensamientos recurrentes de nuevo... ¿será pronto? ¿será un capricho? Con la frente arrugada mirando la explanada.
Hoy, dos semanas después: Me va a estallar la cabeza y la vida. No encuentro el rumbo, todo duele. Ayer mi ex volvió a invadir mis pensamientos. Me sigue doliendo mucho su ausencia. Siento que todavía le tengo enganchado a mí con una cuerda y no consigo soltarle. Siento como si la tuviera agarrada con el dedo meñique del pie. Tal vez por eso duela especialmente estos días, da tirones porque se acerca el verano, hasta ahora cargado de planes junto a él... el dedo meñique es una zona sensible a cualquier tipo de emociones.
Por otro lado, el chico del que no sabía si me había enamorado, se encuentra confuso. Acabó con una relación de 7 años al sentirse atraído por mí. Yo no lo sabía, y ahora resulta que me dice no estar seguro de nada... No me extraña, cada situación tiene sus tiempos y él se los ha saltado a la torera. Ha querido romper con todo y sobreponerse a todo de manera apresurada. No ha respetado los tiempos y ahora está confuso. Normal... lo comprendo pero... vuelvo a ser la tercera en discordia. Vuelvo a "desatascar" una relación. Y sobre mi cabeza rondan frases, como la que le dijo su padre el otro día: cuando las cosas se hacen mal, salen mal. O como la que no dejo de leer repetidamente en diferentes textos que hablan de relaciones tóxicas: de manera inconsciente atraemos a nuestra vida personas que hacen que nos relacionemos con nosotros mismos. No comprendo. ¿A través de este chico con qué parte de mí me he relacionado yo? ¿Soy dependiente emocional? Menudo desorden mental tengo... autoestima afectada... si ya me había quedado bajo mínimos después de lo de mi ex, ahora... y mientras escribo estas líneas me ha llegado un whatsapp de él... me dice que necesita intentarlo de nuevo con su ex. Si ya sabía yo...
Vuelta a empezar, reseteando...
viernes, 7 de abril de 2017
# Te quiero menos que ayer. Te odio menos que ayer.
Amado mi primer novio,
Hace ya casi dos meses que me armé de valor para dar el paso más importante de mi vida, decirte adiós. Desde ese día he revisado cada hebra de mi vivir, he sentido la necesidad de desmontar uno a uno los días para intentar entender. No me gustaría seguir haciéndolo, porque duele. Sin embargo, me temo que sin la experiencia de este dolor no habrá progreso en mí.
Te escribo porque me acuerdo de ti. Qué ironía y qué poca vergüenza la mía, ¿verdad? Yo, que fui quien tomó la decisión de acabar con nuestra historia, me atrevo a escribirte porque te pienso.
Lo primero de todo, quería disculparme. Siento mucho mi torpeza a la hora de darte explicaciones el último día que nos vimos. Cuando las emociones me desbordan no soy capaz de expresarme de manera racional. Perdón por ser así... Sé que no te lo esperabas, a pesar de que habíamos tenido unas cuantas conversaciones sobre la marcha de la relación. Siento el impacto que provocaron en ti mis palabras, a pesar de que con el tiempo es probable que te percates de que esa sorpresa que sentiste, no era más que otro indicador de que lo nuestro no funcionaba. Nuestra comunicación era mala.
La familia... no sabes con qué recurrencia mis pensamientos se sienten invadidos por esta palabra...en tres años y pico tú expresabas con orgullo y certeza tu rechazo hacia la mayoría de mis seres queridos... familia y amigos... Y esa dichosa regla que enmarcaba nuestra relación, la de "Soraya con mi familia debe ser perfecta"... Incluso llegaste a darme a elegir entre mi familia y la tuya en fechas que de sobra sabías que eran especiales para mi familia y para mí. Sin que te temblara la voz... Uno a uno he cogido entre mis dedos mis ideas preconcebidas sobre el tema FAMILIA y los he observado con detenimiento deseando ansiadamente encontrar el punto exacto en el que yo colaboré en este desastre y nada, no encuentro nada. Te equivocaste y mucho. Tu orgullo te ciega y mucho. La manera en la que amo desinteresadamente e incondicionalmente a la gente que quiero que permanezca en mi vida es lo que explica mi ser y estar en el mundo. Es mi esencia, mi sello de identidad. No sé ser de otra forma. Sin compartir mi existencia con esas personas me percibo como una imagen incompleta. Como cuando te acercas a mirar la obra que está realizando un pintor callejero y ves el dibujo de la silueta de una mujer que aún no ha terminado de pintar, un cuerpo al que le falta algo. Eso es, así es como me siento exactamente cuando no disfruto de momentos con mi gente, viviendo a medias y así, jamás podría ser feliz de verdad.
FAMILIA ha cobrado durante este tiempo un significado de valor inmenso para mí. Me he dado cuenta de que aun siendo consciente de que cada familia tiene su manera propia de funcionar, estuve a punto de cambiar en vez de integrar, de juzgar como mejor y peor en vez de permitirme que me quedara con lo que a mí me hacía sentir bien de cada una de ellas. Durante un tiempo, demasiado para mi bienestar emocional, no supe hacerlo. No me diste permiso para ello y me conformé creyendo que el buen funcionamiento de la pareja consistía en hacer sacrificios, sea cual fuere el coste del mismo. Y ese era uno de los sacrificios que yo ofrecía a la pareja, en declaración de mi amor profundo hacia ti. Qué estúpido concepto del amor... Después de todo ahora sé que no soy todas las costumbres de mi familia pero que tampoco puedo decir que no sea ni una sola de ellas, porque no es real. Y tú lo sabías, te conté lo que pensaba y mis sensaciones. Y con el tiempo me di cuenta de que una vez más hablaba sola. Oías pero no escuchabas, lo catalogabas como información irrelevante. Porque considerabas tu procedencia infinitamente superior a la mía, porque no entendías. Nunca has tenido la capacidad de empatizar para comprender. Siempre ha sido un ejercicio sumamente complicado para tu persona y además tampoco nunca has tenido ganas de hacerlo. Al principio lo asumí pero en alguna parte de mi alma albergaba la esperanza de poder enseñarte a ser empático para que vivieras conectado con la vida de una manera más auténtica. No lo logré... Siento compasión por ti y rabia hacia mí, por no haber conseguido que se te ablandaran las ideas al acariciar tu corazón con el amor que te he ofrecido, todo el que había dentro de mí.
El fútbol...no recuerdo tu apoyo cuando a principios de septiembre mi mayor ilusión era volver a jugar, aventurándome en la apasionante locura del fútbol sala. Mis ojos brillaban de emoción, mi corazón vibraba al mismo son y tú, una figura gris que con su dedo índice extendido hacía mí me señalaba reclamando más tiempo en pareja. Tus palabras supongo que se las llevaría el viento, porque a mí no me llegaron a calar. Lo sentía todo tan claro... cuando algo me apasiona mi cuerpo lo sabe, lo vivo dentro de mí y es mágico. Ir a animarme a los partidos suponía un esfuerzo para ti, mientras que para mí era mi modo de vida. Cada vez que te sentabas en la grada te vestías con tu traje de experto en el deporte y tu chaqueta de tolerancia cero. Y yo me sentía incómoda al saber que estabas. Qué sin sentido... Lo curioso es que al principio lo asumí. Sin embargo, llegó un momento en el que no me resultaba válido ese conformismo por mi parte, esa sensación de incompatibilidad entre tú y yo cargada de sacrificio cada vez se hacía más fuerte dentro de mí, desgastándome más y más. Aun así, decidí seguir peleando por nuestra historia. En esta batalla nació en mí un interés hacia otra persona. Me llamaba la atención su manera de estar en el mundo, de entender la vida... apareció en mi camino una mujer con una historia de vida similar a la mía, con ciertas características de personalidad similares a las mías, con inquietudes similares a las mías... y la lucha por "el nosotros" empezó a dejar de tener sentido antes de que yo lo percibiera. Llegaron los conflictos en mi interior y comenzó la guerra. Con mi realidad interna, con la que me rodeaba, con el planeta que en su día se creó cuando impacté contigo en algún punto del universo y la vida que en él había surgido desde aquel entonces. Y te lo conté. Me encontraba en unas peleas tan agresivas que necesitaba un aliado. En ese momento tú para mí significabas mi mayor proyecto de vida, eras mi construcción más bonita de amor y necesitaba comunicarme contigo. Necesitaba ser sincera y hablarte con el corazón porque sentía que si había alguna manera de alcanzar la paz tenía que ser mediante un proceso de diálogo. Creía firmemente que sólo así atravesaríamos el tiempo de guerra para acabar con el tratado sentimental más auténtico de la historia del amor sincero. Me equivoqué. Apareció de nuevo tu dificultad de empatía y nos fuimos alejando más y más. Nada de diálogo, decías que de mi boca solo salían insensateces y relatos de acontecimientos que no podían ser normales, que me dejara de dudas. Acompañaste tu incomprensión y juicios con demandas de sexo. Yo no podía hacer eso, ni a ti ni a mí ni a nuestro planeta. La vida de lo nuestro se debatía entre el vivir o morir y lo que se necesitaba era cuidados intensivos de primeros auxilios que no iban a llegar follándonos una y otra vez. Porque estábamos lejos, porque mi guerra no era mantener tu orgullo.
Hemos sido siempre diferentes. El otro día me compré un libro que trata de las parejas. Lo compré porque leí en su portada "crecimiento personal" y consideré que yo ahora me encuentro en ese camino. No me percaté hasta que llegué a casa, de que en otra zona de la portada estaba escrito también "[...]nos invita a reflexionar sobre el verdadero sentido de estar en pareja". Me enfadé cuando leí esta frase. Me está costando mucho sentirme en paz conmigo misma después de todo, como para encima haberme gastado dinero en un puto libro que habla de mi guerra. Pensé que todo pasa por algo y que si me había comprado ese libro era porque tenía que llegar a mi y leerlo. Comencé entonces la lectura y está siendo muy sanadora. No estoy de acuerdo con todo lo que se postula en este libro sobre las relaciones de pareja, pero sí con algunas de las ideas. La reflexión más profunda a la que me ha conducido está relacionada con "asimilar e integrar consiguiendo a través de ello potenciar la pareja y la existencia de las dos personas que se encuentran en esa relación de pareja". Asimilar necesidades, diferencias... integrarlas para crecer. Dice el autor del libro que a veces las mismas diferencias que hicieron que naciera una relación de pareja pueden ser las causantes de su disolución. Creo que eso fue lo que nos pasó a nosotros, nos diluimos. En mares demasiado diferentes, demasiado alejados el uno del otro. No se pudieron construir puentes, ni canales por los que encontrarnos, nada. No pasa nada, te lo digo de corazón. Confío en que todo pasa por algo aunque cueste pensar así después de todo lo que ha ocurrido. A veces nos empeñamos en que las cosas sean cuando simplemente no están destinadas a ser.
Apareció un planeta nuevo cuando nos chocamos en el universo y por eso puede que de vez en cuando te encuentres con algún trocito de su masa en tu nueva galaxia. En la mía aun hay mucho residuo de ese planeta y me cuesta un poco estar estable en órbita. Aunque hay días en los que esta dificultad me irrita mucho sé que para mí tiene que ser así y que con el tiempo todo volverá a mi estado natural. No te voy a decir que espero que a ti te pase lo mismo y que te vaya bien, porque no estaría siendo honesta con lo que siento en estos momentos. No es que desee que te ocurran cosas malas, pero es demasiado pronto para mí desearte no dolor cuando yo he sido destruida en gran parte por ti. El amor hizo que mi pérdida de sentido de la vida no fuera un problema durante un periodo de tiempo bastante largo pero mi necesidad aclamante de autorrealización, mis gritos internos por reajustar mi autoestima, mis ganas de querer confiar más en mí misma y mi capacidad de introspección tal vez hayan sido las causantes de la decisión que tomé hace ya casi dos meses.
Ojalá que tu también sepas leer el aprendizaje de esta experiencia. Ojalá desarrolles la empatía.
Te quiero menos que ayer. Te odio menos que ayer.
Tu primera querida novia
Hace ya casi dos meses que me armé de valor para dar el paso más importante de mi vida, decirte adiós. Desde ese día he revisado cada hebra de mi vivir, he sentido la necesidad de desmontar uno a uno los días para intentar entender. No me gustaría seguir haciéndolo, porque duele. Sin embargo, me temo que sin la experiencia de este dolor no habrá progreso en mí.
Te escribo porque me acuerdo de ti. Qué ironía y qué poca vergüenza la mía, ¿verdad? Yo, que fui quien tomó la decisión de acabar con nuestra historia, me atrevo a escribirte porque te pienso.
Lo primero de todo, quería disculparme. Siento mucho mi torpeza a la hora de darte explicaciones el último día que nos vimos. Cuando las emociones me desbordan no soy capaz de expresarme de manera racional. Perdón por ser así... Sé que no te lo esperabas, a pesar de que habíamos tenido unas cuantas conversaciones sobre la marcha de la relación. Siento el impacto que provocaron en ti mis palabras, a pesar de que con el tiempo es probable que te percates de que esa sorpresa que sentiste, no era más que otro indicador de que lo nuestro no funcionaba. Nuestra comunicación era mala.
FAMILIA ha cobrado durante este tiempo un significado de valor inmenso para mí. Me he dado cuenta de que aun siendo consciente de que cada familia tiene su manera propia de funcionar, estuve a punto de cambiar en vez de integrar, de juzgar como mejor y peor en vez de permitirme que me quedara con lo que a mí me hacía sentir bien de cada una de ellas. Durante un tiempo, demasiado para mi bienestar emocional, no supe hacerlo. No me diste permiso para ello y me conformé creyendo que el buen funcionamiento de la pareja consistía en hacer sacrificios, sea cual fuere el coste del mismo. Y ese era uno de los sacrificios que yo ofrecía a la pareja, en declaración de mi amor profundo hacia ti. Qué estúpido concepto del amor... Después de todo ahora sé que no soy todas las costumbres de mi familia pero que tampoco puedo decir que no sea ni una sola de ellas, porque no es real. Y tú lo sabías, te conté lo que pensaba y mis sensaciones. Y con el tiempo me di cuenta de que una vez más hablaba sola. Oías pero no escuchabas, lo catalogabas como información irrelevante. Porque considerabas tu procedencia infinitamente superior a la mía, porque no entendías. Nunca has tenido la capacidad de empatizar para comprender. Siempre ha sido un ejercicio sumamente complicado para tu persona y además tampoco nunca has tenido ganas de hacerlo. Al principio lo asumí pero en alguna parte de mi alma albergaba la esperanza de poder enseñarte a ser empático para que vivieras conectado con la vida de una manera más auténtica. No lo logré... Siento compasión por ti y rabia hacia mí, por no haber conseguido que se te ablandaran las ideas al acariciar tu corazón con el amor que te he ofrecido, todo el que había dentro de mí.
El fútbol...no recuerdo tu apoyo cuando a principios de septiembre mi mayor ilusión era volver a jugar, aventurándome en la apasionante locura del fútbol sala. Mis ojos brillaban de emoción, mi corazón vibraba al mismo son y tú, una figura gris que con su dedo índice extendido hacía mí me señalaba reclamando más tiempo en pareja. Tus palabras supongo que se las llevaría el viento, porque a mí no me llegaron a calar. Lo sentía todo tan claro... cuando algo me apasiona mi cuerpo lo sabe, lo vivo dentro de mí y es mágico. Ir a animarme a los partidos suponía un esfuerzo para ti, mientras que para mí era mi modo de vida. Cada vez que te sentabas en la grada te vestías con tu traje de experto en el deporte y tu chaqueta de tolerancia cero. Y yo me sentía incómoda al saber que estabas. Qué sin sentido... Lo curioso es que al principio lo asumí. Sin embargo, llegó un momento en el que no me resultaba válido ese conformismo por mi parte, esa sensación de incompatibilidad entre tú y yo cargada de sacrificio cada vez se hacía más fuerte dentro de mí, desgastándome más y más. Aun así, decidí seguir peleando por nuestra historia. En esta batalla nació en mí un interés hacia otra persona. Me llamaba la atención su manera de estar en el mundo, de entender la vida... apareció en mi camino una mujer con una historia de vida similar a la mía, con ciertas características de personalidad similares a las mías, con inquietudes similares a las mías... y la lucha por "el nosotros" empezó a dejar de tener sentido antes de que yo lo percibiera. Llegaron los conflictos en mi interior y comenzó la guerra. Con mi realidad interna, con la que me rodeaba, con el planeta que en su día se creó cuando impacté contigo en algún punto del universo y la vida que en él había surgido desde aquel entonces. Y te lo conté. Me encontraba en unas peleas tan agresivas que necesitaba un aliado. En ese momento tú para mí significabas mi mayor proyecto de vida, eras mi construcción más bonita de amor y necesitaba comunicarme contigo. Necesitaba ser sincera y hablarte con el corazón porque sentía que si había alguna manera de alcanzar la paz tenía que ser mediante un proceso de diálogo. Creía firmemente que sólo así atravesaríamos el tiempo de guerra para acabar con el tratado sentimental más auténtico de la historia del amor sincero. Me equivoqué. Apareció de nuevo tu dificultad de empatía y nos fuimos alejando más y más. Nada de diálogo, decías que de mi boca solo salían insensateces y relatos de acontecimientos que no podían ser normales, que me dejara de dudas. Acompañaste tu incomprensión y juicios con demandas de sexo. Yo no podía hacer eso, ni a ti ni a mí ni a nuestro planeta. La vida de lo nuestro se debatía entre el vivir o morir y lo que se necesitaba era cuidados intensivos de primeros auxilios que no iban a llegar follándonos una y otra vez. Porque estábamos lejos, porque mi guerra no era mantener tu orgullo.
Hemos sido siempre diferentes. El otro día me compré un libro que trata de las parejas. Lo compré porque leí en su portada "crecimiento personal" y consideré que yo ahora me encuentro en ese camino. No me percaté hasta que llegué a casa, de que en otra zona de la portada estaba escrito también "[...]nos invita a reflexionar sobre el verdadero sentido de estar en pareja". Me enfadé cuando leí esta frase. Me está costando mucho sentirme en paz conmigo misma después de todo, como para encima haberme gastado dinero en un puto libro que habla de mi guerra. Pensé que todo pasa por algo y que si me había comprado ese libro era porque tenía que llegar a mi y leerlo. Comencé entonces la lectura y está siendo muy sanadora. No estoy de acuerdo con todo lo que se postula en este libro sobre las relaciones de pareja, pero sí con algunas de las ideas. La reflexión más profunda a la que me ha conducido está relacionada con "asimilar e integrar consiguiendo a través de ello potenciar la pareja y la existencia de las dos personas que se encuentran en esa relación de pareja". Asimilar necesidades, diferencias... integrarlas para crecer. Dice el autor del libro que a veces las mismas diferencias que hicieron que naciera una relación de pareja pueden ser las causantes de su disolución. Creo que eso fue lo que nos pasó a nosotros, nos diluimos. En mares demasiado diferentes, demasiado alejados el uno del otro. No se pudieron construir puentes, ni canales por los que encontrarnos, nada. No pasa nada, te lo digo de corazón. Confío en que todo pasa por algo aunque cueste pensar así después de todo lo que ha ocurrido. A veces nos empeñamos en que las cosas sean cuando simplemente no están destinadas a ser.
Apareció un planeta nuevo cuando nos chocamos en el universo y por eso puede que de vez en cuando te encuentres con algún trocito de su masa en tu nueva galaxia. En la mía aun hay mucho residuo de ese planeta y me cuesta un poco estar estable en órbita. Aunque hay días en los que esta dificultad me irrita mucho sé que para mí tiene que ser así y que con el tiempo todo volverá a mi estado natural. No te voy a decir que espero que a ti te pase lo mismo y que te vaya bien, porque no estaría siendo honesta con lo que siento en estos momentos. No es que desee que te ocurran cosas malas, pero es demasiado pronto para mí desearte no dolor cuando yo he sido destruida en gran parte por ti. El amor hizo que mi pérdida de sentido de la vida no fuera un problema durante un periodo de tiempo bastante largo pero mi necesidad aclamante de autorrealización, mis gritos internos por reajustar mi autoestima, mis ganas de querer confiar más en mí misma y mi capacidad de introspección tal vez hayan sido las causantes de la decisión que tomé hace ya casi dos meses.
Ojalá que tu también sepas leer el aprendizaje de esta experiencia. Ojalá desarrolles la empatía.
Te quiero menos que ayer. Te odio menos que ayer.
Tu primera querida novia
lunes, 13 de marzo de 2017
#.
Necesito tiempo, estar tranquila. Necesito respeto, ser comprendida. Necesito entender y cuidarme. Necesito parar y ver qué está ocurriendo. Conmigo y con mi vida. Conmigo y con mis ganas de vivir.
Equivocarme no tiene por qué ser retroceder. Equivocarme seguro que me ayuda a avanzar. Aunque en este momento lo sienta como el mayor de los desastres, la mayor de las tormentas, equivocarme no puede ser el fin.
Soy humana y tengo el poder de hacer y deshacer en mi vida lo que me de la gana. Sólo necesito fuerza y valentía. Esta vez va a ser para siempre y eso me aterra, te quiero, de verdad que sí, pero no es suficiente. Ni soy feliz contigo ni te voy a hacer feliz a ti. Puede que haya momentos en los que parezca que estamos hechos el uno para el otro, pero son sólo rayitos de luz de una bombilla que está a punto de fundirse. Son sólo intentos por conseguir que funcione algo que yo al menos no sé a dónde nos lleva. Tengo 23 años y sin embargo siento que tengo 30 y pico. No tengo ilusión, no tengo entusiasmo. Esta chica no soy yo.
Perdóname por ponerle punto y final a esta historia, pero la vida es un libro y este capítulo no da para más. Podría sonreir y saludar, como si nada pasara, pero ya no me da la gana. Eso ya sólo me incomoda un poco más. Lo vivo como un forzarme a aparentar normalidad y no me gusta. No me gusta nada de cómo me siento en esta relación, nada de cómo somos de diferentes. Nada de nada. Necesito ordenarme y reorganizarme. Sentimiento a sentimiento, como si yo fuera una casita de ladrillos que un huracán ha dejado tambaleándose un poquito. Como si esa casita necesitara asentar sus cimientos y echarle un poquito de cemento a esos ladrillos que parece que podrían caerse de un momento a otro.
Necesito sentirme bien sin ti, aceptarme a mí misma y comprenderme. Respetarme y quererme. Ladrillo a ladrillo reconstruirme. Quiero sentirme fuerte y puedo decidir cómo empezar. Lo siento, de verás que sí. Seguro que encuentras a alguien que te pueda dar lo que deseas y con quien puedas complementarte. Te lo deseo de corazón. Hasta no sé cuándo, buen viaje.
Equivocarme no tiene por qué ser retroceder. Equivocarme seguro que me ayuda a avanzar. Aunque en este momento lo sienta como el mayor de los desastres, la mayor de las tormentas, equivocarme no puede ser el fin.
Soy humana y tengo el poder de hacer y deshacer en mi vida lo que me de la gana. Sólo necesito fuerza y valentía. Esta vez va a ser para siempre y eso me aterra, te quiero, de verdad que sí, pero no es suficiente. Ni soy feliz contigo ni te voy a hacer feliz a ti. Puede que haya momentos en los que parezca que estamos hechos el uno para el otro, pero son sólo rayitos de luz de una bombilla que está a punto de fundirse. Son sólo intentos por conseguir que funcione algo que yo al menos no sé a dónde nos lleva. Tengo 23 años y sin embargo siento que tengo 30 y pico. No tengo ilusión, no tengo entusiasmo. Esta chica no soy yo.
Perdóname por ponerle punto y final a esta historia, pero la vida es un libro y este capítulo no da para más. Podría sonreir y saludar, como si nada pasara, pero ya no me da la gana. Eso ya sólo me incomoda un poco más. Lo vivo como un forzarme a aparentar normalidad y no me gusta. No me gusta nada de cómo me siento en esta relación, nada de cómo somos de diferentes. Nada de nada. Necesito ordenarme y reorganizarme. Sentimiento a sentimiento, como si yo fuera una casita de ladrillos que un huracán ha dejado tambaleándose un poquito. Como si esa casita necesitara asentar sus cimientos y echarle un poquito de cemento a esos ladrillos que parece que podrían caerse de un momento a otro.
Necesito sentirme bien sin ti, aceptarme a mí misma y comprenderme. Respetarme y quererme. Ladrillo a ladrillo reconstruirme. Quiero sentirme fuerte y puedo decidir cómo empezar. Lo siento, de verás que sí. Seguro que encuentras a alguien que te pueda dar lo que deseas y con quien puedas complementarte. Te lo deseo de corazón. Hasta no sé cuándo, buen viaje.
martes, 3 de enero de 2017
# Magia.
Teníamos miedo de perdernos y al final nos perdimos. Por tu mala cabeza, por tu corazón salvaje. Por mis principios básicos hoy ya no estás y yo te extraño entre cada doblez de mis sábanas. Porque aunque no llegaras a cubrirte con ellas, pues esto fue tan efímero que ya ni sé si fue real o simplemente lo soñé, te echo de menos en el que tenía pensado que fuera tu lado de la cama. Sí, había decidido que tú volarías de noche ahí, que yo miraría tus labios mientras duermes desde aquí, pero eso ya no importa porque no vas a venir. Nos hemos perdido, la una a la otra, la otra a la una, la luna en ninguna. Había pensado tantas formas para decirte te quiero que yo misma creí inventar un camino al mirarte a escondidas. Y la realidad es que lo único que inventé fue una escusa para dejarte marchar, una razón para no arriesgar. Cuando los cambios vienen todos tan de repente me suelo quedar inmóvil, sin tener muy claro qué es lo que hay que hacer. Y eso me pasó contigo, no supe reaccionar a tiempo o, no pude, eso en este momento resulta tan indiferente... el hecho es que tú te fuiste, tan rápido como llegaste. Y dejaste una huella, en mí. A lo mejor el destino era este, que tu fueras estrella fugaz y yo cielo. No lo sé, pero a este cielo ya no le quedan estrellas, ya no le queda magia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)