Me encantas; desde el primer día. Tu desparpajo, tú sinvergüenzonería, tu descaro y tu sonrisa. Sobre todo tu sonrisa. Me encanta cuando nuestras miradas se cruzan, sin que nadie deba percatarse, siendo precavidas pero a la vez intensas. Sobran las palabras cuando me miras de esa forma. Se me dispara el pulso, se me acelera la respiración y me noto tímida. Mis mejillas se enrojecen a la vez que mi boca reclama en silencio la tuya. Y una vez más, muy a mi pesar, me debo conformar con esa falta de tanto. No aguantaré todo esto mucho más. ¿Cómo hago para decirte sin palabras que me muero por rozar tu piel? No quiero compromisos, ni etiquetas ni tampoco promesas. No te pido ni tan siquiera palabras bonitas. Sólo pruébame. Sin expectativas, sin ideas de futuro. Esta situación me resulta ya bastante insostenible. ¿Cómo le explico yo a mi cuerpo que el tuyo tal vez no lo desea? Deseo, esa es la palabra; te deseo. Una cama, entre sábanas juguemos. Dos adultos conociéndose, experimentándose, sintiéndose.
Definitivamente me encantas; desde la cabeza a los pies. Pero no te entiendo. A veces tan cercano a veces tan ausente. No te capto. No sé si es cuestión de mi inocencia o de mi falta de experiencia pero me pierdo; contigo y en ti. No es justo. Yo siempre tan expuesta a ti y tú sin embargo siempre tan escurridizo a mis sentidos. Las señales me resultan demasiado incomprensibles. No alcanzo a comprenderte, no te comprendo. Ni un beso, ni una caricia ni un abrazo. ¿Será que no te intereso? ¿Será la ausencia de señales tu recurso utilizado? Tú lo llamas respeto pero no te das cuenta de que te estás llendo por la tangente. Me podrías besar sin que el respeto se esfumara. Podríamos encontrarnos con mucho respeto. No te confundas, no es eso de lo que hablas. Aun así me es indiferente, llámalo como como tú consideres apropiado. Si decidiste buscarme fue por algo y me quedo con ese algo. No necesito más. Algo te gustó de mí y eso me vale. Nada comparable con lo que hasta ahora parece que te ha llamado la atención pero tampoco me preocupa en esceso. Hay algo en mí y eso es suficiente por ahora.
No soy lo que viene pareciendo que te entra por los ojos. Ni piernas esbeltas, ni muslos delgados, ni labios o pechos operados, ni trasero pequeño... No soy nada de esto pero soy mucho más que estereotipos sin sentido. Soy piernas deportistas, soy muslos de familia, soy labios carnosos que siempre procuran dulzura y pechos que algún día serán alimento de una nueva vida. Soy trasero cargado de aventuras y dispuesto a vivir muchas más. Soy carácter, inteligencia y madurez que interactúan constantemente con el descaro, la extroversión y el humor. Soy toques de solidaridad y chorreos constantes de afectividad. Soy soñadora e inquieta. Soy como soy, acércate a descubirme. Déjate de palabras e intenciones confusas y asómate a la ventana de mi interior. Conóceme.
Por el momento no puedo decir más, no puedo pedir más. Esperaré paciente a ver qué dice la suerte. Por el momento me desconciertas, me desbaratas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario