jueves, 1 de octubre de 2015

# Volar sin tener alas.

Desorientada, perdida, indecisa, frustrada... un torbellino de sentimientos se anudan a mi estómago haciendo que todos mis sentidos se atrofien. Qué paradójico todo, ¿verdad? Tanto tiempo rogándole a la Luna que me permitiera amar y cuando parece que por fin las estrellas deciden arrojarme su luz para marcarme el camino, me doy cuenta de que me hallaba caminando por un callejón sin salida. Es irónico totalmente que tus expectativas, tus metas, tus sueños e incluso tu forma de ser se vean anuladas cuando por fin el cielo parece que escuchó tus plegarias. Qué bajo siento haber caído al sustituir las tantas noches en vela llorando por creer no resultar atractiva, por pensar que la valía de una mujer se mide por el hecho de tener o no tener una persona que le ame a su lado, por a derramar mis lágrimas por el que confié que sería "mi hombre para toda la vida". Qué duro me resulta haberme dado cuenta de que él no es más que un chico que no me llena, alguien que jamás podrá completarme. Cuántas veces este maldito tema se ha hecho protagonista de nuestras conversaciones... maldita mi suerte y mi mala suerte. Malditas mis ideas de adolescente que tanto me han costado desarraigar de mis adentros. Malditos complejos que me han condicionado siempre y no consigo que dejen de hacerlo. Maldita la hora en la que me equivoqué una vez más.  Duelen tanto las profecías autocumplidas... Intenté hacerlo de la mejor manera posible pero ni de lejos lo he conseguido y una vez más me cruzo frente al espejo con mi mirada exigente, juiciosa y agresiva. Me encuentro de nuevo ataviada con mi vestido de inseguridades ciñendo mi piel y sin tener claro qué es lo que ha pasado, en qué punto me resigné y empezó mi subconsciente a darle más importancia a ti que a mis propias ilusiones.

Pasan los días, me empleo a fondo por ocupar las horas pero es inútil, sigo sufriendo. Cada pensamiento va acompañado de un sin fin de sensaciones que me van punzando el alma, esa que tanto me costó desnudar delante de ti. Me siento triste porque te prometo que quise que funcionara. Defraudada por...realmente ni lo sé. Molesta porque tengo miles de millones de sentimientos enfrentados. Desanimada porque ya no me quedan fuerzas para luchar por algo que mi corazón sabe que es un fracaso. Fracasada porque todo se ha desmoronado. Insegura por no saber cómo irá todo a partir de este final. Al fin y al cabo siempre me dijeron que no hay más historia que narrar tras un punto y final.

Todo esto se me complica, todo esto repetidas veces me aplasta hasta dejarme casi sin aire pero aun así, me gustaría decirte que lo intenté ciegamente. Cuando dudas de si alguna vez te he querido cada palabra se me clava en el corazón y este parece latir más despacio, haciéndome sentir débil. Si de verdad te asaltan esas dudas tal vez sea porque has sido tú quien después de todo nunca has aprendido a amarme con el corazón, desinteresadamente y sin que nada más importe.

No sé si esto es lo correcto pero si de algo estoy segura es de que así lo he querido por lo menos por el momento. Así que por favor te pido, si alguna vez te he importando, que no insistas. El echo de que yo haya encontrado la valentía para intentar empezar un nuevo capítulo en mi vida no significa que sea indiferente a lo que a ti respecta. Porque aunque tú lo dudes yo sé que te he querido, que te he amado como no sabía que se podía. No quiero que desaparezcas sólo te pido que de momento te ausentes porque cada cosa tiene su momento y este no es el nuestro. Tal vez dentro de un tiempo podamos volver a compartir anécdotas entre sorbos de café pero si llega ese día que sepas que te miraré con ojos de amistad. Esto se ha roto, no te encierres en pretextos carentes de sentido; quédate con que fuimos muy felices. Y por favor te pido, no me busques, no me escribas, no juegues a mandarme recuerdos atrapados en fotografías. Esto se acabó, déjame ir, quiero volar sin tener alas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario