jueves, 2 de junio de 2011

# Tonta e ilusa.

Sabes que has crecido cuando te das cuenta de que desde que somos pequeños, se nos vende una imagen de la vida que no es real. Mis padres me leían cuentos de final feliz antes de dormirme, historias de amor perfectas y eternas, héroes que salvaban al mundo de desgracias o de los peligros más inimaginables, sociedades que vivián en una felicidad constante. Según vas creciendo, te vas dando cuenta de que nada de eso existe, al menos, no en mi mundo. Yo vivo en una sociedad en la que siempre ocurre alguna desgracia que la impide ser feliz, no hay héroes que lo impidan ni amores perfectos y eternos que hagan más amena esa falta de felicidad. Pero no siempre he sido consciente de ello. Hubo un tiempo en el que creía que lo peor que me podía pasar en la vida era encontrarme un monstruo horrible debajo de mi cama o en el armario, ese que revisaba cada noche, antes de quedarme dormida. Hubo un tiempo, en el que como toda niña, soñaba con un príncipe azul, el chico perfecto, el amor de mi vida. Me encantaba imaginarme bailando con él en un castillo donde se celebrase una fiesta real y donde pudiese presumir de un precioso vestido y de unos zapatos de tacón color cristal, al igual que Cenicienta. Qué bonito es todo cuando tan sólo eres una cria, ¿verdad?

Por suerte o por desgracia, la vida es un ciclo en el que estás obligado a crecer, a madurar, a dejar de lado las tonterías para poder hacerle frente a la verdadera realidad, aunque cueste. Yo he ido viviendo día a día la vida que me he ido construyendo, poquito a poco, pasito a paso. He reído y he sido feliz, pero también he llorado y he sufrido. Y hay días en los que parece que los momentos tristes tienen más peso que los buenos momentos, y hoy, parece ser uno de esos días.

Hoy, me han venido a la mente todas esas veces en las que me ilusioné y acabé llorando, todas esas en las que parecía que las cosas iban a salir bien, por fin, pero que al final... Te das cuenta de que jamás serás completamente feliz si no encuentras alguien con quien compartir tu vida, empiezas  a ver que eres más dependiente de lo que creías y te arrepientes de ser tan estúpida, pero ya es tarde, ya eres demasiado dependiente de ese maldito sentimiento. Cada vez que tuviste la oportunidad de intentar amar, arriesgaste y lo peor no es eso, lo peor es que siempre perdiste. Cuánta razón tíene aquel que dijo que el ser humano es tan tonto que tropieza dos veces con la misma piedra. Es triste darse cuenta de que la mayoría de tus llantos fueron provocados por el mismo motivo, por culpa de ese maldito sentimiento que no quieres ni nombrar, que no quieres volver a recordar. Por eso acabaste odiando esa historias de amor perfectas y eternas, los besos, las caricias... Acabas odiándote a tí misma, y todo, porque jamás dejaste de ser aquella niña tonta e ilusa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario