No sé por dónde empezar...En realidad, si me paro a pensarlo, el haber leído lo que he escrito desde enero antes de escupir en estas líneas lo que sea que llevo dentro, puede haber sido el primer paso. Un primer paso que tal vez diga mucho, al fin y al cabo vuelvo a buscar un sentido a mi ser y estar. Lo necesito. Como un pez necesita el agua para respirar. Y yo me ahogo, incluso en un vaso de agua.
No quiero, quiero, puedo, necesito y debo. Esto es lo último que estoy rumiando desde hace tiempo. A la vez que mis dedos marcan las teclas de las letras que forman esas palabras, por dentro se me arruga el alma. La siento como los dedos de un niño tras todo el día metido en la piscina. Mi alma está "arrugadita" porque mi interior es una piscina de emociones, que de hecho, me inunda a ratos. Es curioso; mi piscina me ahoga y yo no estoy decidiendo si me baño en ella o no, ella me está bañando constantemente y yo me limito a aguantarlo. Aguantar, creo que me he cansado de ello. Aguanto mis preocupaciones, mis nervios, mi confusión, mi cansancio, mis cambios de humor, mis dificultades, mis manías, mis rencores... y todavía tengo que aguantar los aires de grandeza de algunas personas. No entiendo que las personas que algún día fuimos grandes amistades hoy ni se molesten en saludarme. Ni un hola ni un adiós, como si no fuera digna de ello, como si fuera escoria social que se merece ser marginada. Aguanto la competición existente entre las mujeres de una familia: quién es más guapa, quién es más rica... Me paso el día oyendo críticas destructivas por parte de unas personas hacia otras, a veces incluso entre personas que se acercan más a ser desconocidas que conocidas. Cuando intervengo con un "¿ya estáis?" o un "no me gusta hablar de esas cosas", tengo que aguantar la respuesta "no, si a mí tampoco, era por hablar de algo". Prefiero que nos invada el silencio si el tema de conversación va a ser "descuartizar mediante la palabra" a alguien, no me interesa.
Aguanto que sean pocas las personas que merecen la pena, aguanto que el mundo esté enfermo y se emplee a fondo en dejar que le siga subiendo la fiebre porque ignora su estado... ¡No aguanto más!
Sólo me interesa estar tranquila, sentir que tengo personalidad y la autoestima en su sitio. Quiero poder decir "no" sin sentirme mal, sin aplaudirme por haber sido capaz de ello; quiero que sea algo integrado en mi ser. Quiero avanzar, mandar al carajo el qué dirán porque yo sepa lo que digo y eso sea lo único que me condicione. Quiero dejar de sentirme observada y juzgada por ser yo la que me juzgo cada día. Necesito respetarme tanto como respeto a los demás. Necesito sentirme bien conmigo misma, tan bien como me siento cuando estoy acompañada. Necesito estar sola y no temer, necesito no temer el no poder.